Este gigantesco león de rostro humano, tallado enteramente en roca, tiene 21 metros de altura y 73 metros de largo, aproximadamente.
Según el griego Heródoto, debajo de la Esfinge existe un templo rupestre conectado por medio de una larga galería con el "lago" y la "isla" del sarcófago, escondidos en las vísceras de la piedra que sostiene la pirámide de Keops.
El monumento fue descombrado y restaurado varias veces, y las arenas del desierto lo han vuelto a recubrir en otras tantas ocasiones.
La restauración más famosa fue la de Tutmosis IV, a quien, descansando un día a la sombra del coloso, se le apareció en sueños el dios de la Esfinge, Harmachis ("Horus del Horizonte"), quien le incitó a emprender la piadosa empresa, como nos recuerda la estela clavada entre las zarpas del león.
La restauración con sillas de piedra fue realizada en el período tolomeico. También los romanos la liberaron de la arena que la oprimía y erigieron un altar delante de ella. En 1926 se realizaron los últimos trabajos de despeje, y la restauración aún no ha acabado en el momento actual...


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